1° DE JULIO DE 1974: FALLECIMIENTO DEL GENERAL PERÓN

Por Ángel Pizzorno

Juan Domingo Perón fue nuestro protagonista político más importante del siglo XX. En su persona resumía los roles de Conductor, estadista e intelectual de asombrosa creatividad; ya que no hubo tema de interés para nuestro pueblo que él no se ocupara.

El 17 de octubre de 1945, cuando una multitud que todavía no se definía como peronista ganó las calles exigiendo su liberación, quedó sellado un pacto de amor y entrega mutua que se mantendría hasta su muerte. Esa lealtad siguió luego vigente levantando sus banderas durante generaciones y soportando represión, proscripciones y traiciones, pero nuestro pueblo nunca renunció a aquello que la Memoria Popular no olvida jamás: “Los días más felices fueron peronistas”.

La Justicia Social fue la primera necesidad a cubrir y Evita fue la propulsora y guardiana de las políticas sociales, de la protección de los más necesitados y la dignificación de los derechos de la mujer.

Pero el justicialismo fue también soberanía política e independencia económica; sin ellas no habría Justicia Social posible. El nivel de desarrollo sin precedentes alcanzado por nuestra Patria en aquellos años, así lo confirman. El General decía que su Doctrina era perfectible, siempre atento a las demandas de la realidad; pero con un norte irrenunciable: servir al bienestar del Pueblo y a la grandeza de la Patria, nunca a otros intereses.

Hoy en pleno siglo XXI, con un mundo conmocionado por las luchas de las grandes potencias en las cuales los países menos protegidos pagan las consecuencias, los peronistas sentimos más vigente que nunca ese mandato histórico que nos obliga a no aflojar en el rumbo elegido; porque quienes sueñan con ese país colonial para el disfrute de muy pocos, siguen al acecho.